Descubrimos en Mesopotamia que trabajar y vivir juntos nos brinda mayores beneficios. Antes, intentábamos hacer todo por nosotros mismos para satisfacer nuestras necesidades, pero en esta nueva era aprendimos a especializarnos en ciertas tareas y a intercambiar lo que producimos. Los resultados fueron asombrosos; producíamos y ganábamos más con menos esfuerzo. Sin embargo, esta nueva situación también presentaba problemas propios y era necesario regular las relaciones entre los productores. En el año 1700 a.C., el rey Hammurabi de Babilonia dejó su famoso código como un hito en la historia.
Aunque el primer intento fue positivo, no fue suficiente; aún teníamos mucho por aprender. A medida que nuestras necesidades continuaban y en base a lo que aprendíamos, en el siglo VII a.C., los lidios agregaron otro hito a la historia de la humanidad al inventar el dinero. Habíamos comenzado a aprender a producir y vivir juntos, pero aún había mucho por descubrir y estábamos en los primeros pasos. Mientras la mayoría de nuestra gente se enfocaba en las rutinas diarias, no nos dimos cuenta de la necesidad de personas que cuestionaran, exploraran y descubrieran, personas que impulsaran nuestra civilización hacia adelante. A veces, consideramos estas ideas como contrarias a nuestras tradiciones y las rechazamos y castigamos.
En el siglo VI a.C., se produjeron importantes avances en Jonia, donde se sentaron las bases de nuestra civilización. Figuras desafiantes de la época, como Tales, Anaximandro y Anaxímenes, emergieron en escena y establecieron la Escuela de Mileto, que sigue siendo una fuente de inspiración para nosotros hoy en día. Las enseñanzas de Heráclito de Éfeso, quien se convertiría en uno de los futuros líderes destacados, como "¿Según quién? ¿Según qué?" todavía se utilizan como soluciones agudas para muchos problemas sociológicos actuales.
Estas chispas se convirtieron en un fuego de conocimiento en Jonia. Se establecieron las bibliotecas y teatros más grandes de la historia en esta región. Sin embargo, como en cualquier desafío, también surgieron aquellos que consideraron la oscuridad como la realidad y dieron la espalda a la luz. Mientras los nombres de aquellos que los juzgaron se olvidaron, intentaron mantener la oscuridad a través del juicio inmortal de Sócrates.
Buscar y cuestionar la verdad a veces requiere un alto costo y no todos pueden pagarlo. Por eso, solo el uno por ciento de nuestra sociedad cuestionó y mostró el coraje de buscar la luz. Pero el destino era firme; la sociedad se iluminaría y la civilización avanzaría. El uno por ciento se convirtió en el motor y lideró al 99 por ciento.
Después de la Escuela de Mileto, la Academia de Platón continuó este desafío. La acumulación de conocimiento que se había reunido para la humanidad y los nuevos líderes que se estaban formando llevaron a la creación del Imperio Romano, que consideramos como la forma institucionalizada de nuestra civilización actual.Recordamos a Julio César en julio y a Augusto, el primer emperador, en agosto por todo el legado que dejaron desde este período en el que se sentaron las bases de nuestra civilización. Este período, en el que se destacaron conceptos como el Senado, el Cónsul de la República y la Ley, continuó guiándonos. Después de los tiempos oscuros, recordamos a quienes dejaron huellas de su legado en la Carta Magna en junio de 1215, en el Renacimiento y en la Reforma, y en la Constitución de los Estados Unidos en 1787.
Aunque nuestras ambiciones a veces nos han llevado a períodos oscuros, la responsabilidad de hacer que el conocimiento y la tecnología producidos sean sostenibles sigue siendo responsabilidad de los líderes de hoy. Con el descubrimiento de nuevos continentes, la aceleración de la construcción naval y el uso de calderas de vapor en la Revolución Industrial, surgieron problemas de seguridad laboral. La producción simultánea de miles de productos en diferentes ubicaciones, que antes se realizaba individualmente y localmente, trajo consigo muchos problemas. Los problemas de calidad, la ineficiencia, el daño al medio ambiente, el calentamiento global y los riesgos para la sociedad fueron los principales problemas.
Para superar estos problemas y asumir la responsabilidad de un futuro sostenible, los desafiantes han estado caminando con la inspiración del pasado durante los últimos dos siglos. En este contexto, se han adoptado muchos acuerdos internacionales. El Derecho Universal, los Derechos Humanos Universales y los estándares en Medio Ambiente, Salud y Seguridad Laboral, y Calidad han sido los guías de la nueva era y han dado forma a IQI. Como un instituto de calidad internacional ubicado en Canadá, un país multicultural y multinacional que se adhiere a toda la historia de nuestra civilización y apoya a sus individuos y organizaciones para un futuro sostenible, continuamos creando a los futuros líderes brindándoles apoyo en los estándares internacionales.